miércoles, 29 de octubre de 2014

Las golosinas, el enemigo más dulce de la salud bucodental.


A los niños les encantan las golosinas y aprovechamos cualquier ocasión para premiarlos con ellas o bien, son un destacado aliciente en fiestas y celebraciones infantiles.

Es conocida la incidencia que los azúcares tienen en la formación de la caries dental, sobre todo los alimentos pegajosos o adhesivos que tienen gran poder cariogénico porque permanecen más tiempo en contacto con los dientes. Asimismo los alimentos que se consumen entre horas tienen más probabilidades de desarrollar caries, ya que durante las comidas el bolo alimenticio arrastra gran parte de los azúcares hacia el estómago, evitando que estos permanezcan en la boca.

Las golosinas  contienen gran cantidad de azúcar pero existen diferencias entre ellas:
  • Los caramelos masticables, los chicles con azúcar, el regaliz y las gominolas dejan en los dientes un baño de azúcar que permanece más tiempo en la boca que las golosinas que se consumen rápidamente.
  • Las golosinas con con aditivos ácidos en su composición, reducen el pH de la saliva y pueden, por tanto, debilitar el esmalte dental y favorecer el desarrollo de la caries.

Entonces, ¿Qué hacemos con las golosinas?

  • Los caramelos y dulces deben se para ocasiones especiales, no tomarlos a diario.
  • Si vas a dar un dulce a tu hijo, es mejor hacerlo después de una comida. Pero no olvides el cepillado de dientes después. 
  • Existen piruletas, caramelos, chicles y otras golosinas sin azúcar que pueden gustar tanto como las convencionales.
  • El chocolate negro es una buena opción. Es rico en antioxidantes y teobromina, tiene beneficios para los dientes y mucho menos azúcar que otras formas de chocolate.
  • Una alternativa a las chucherías son las pequeñas baratijas o juguetes que proporcionan alegría a los niños sin un gramo de azúcar.

La higiene y la genética tienen gran responsabilidad en la salud de los dientes, pero lo que ingerimos influye en gran manera y debes tenerlo en cuenta para que tu hijo mantenga  una boca sana que no afecte negativamente al resto de su organismo.

miércoles, 1 de octubre de 2014

RIESGOS Y BENEFICIOS DEL USO DEL FLÚOR EN LA INFANCIA.



¿Qué es el flúor y porqué es bueno para los dientes?

El flúor es un elemento químico que en el cuerpo humano está asociado a huesos y dientes. En la naturaleza se encuentra en el agua, suelo, aire y en la mayoría de los alimentos. Cuando se consume en cantidades adecuadas consigue reducir el riesgo de caries dental y ayuda en la remineralización dental especialmente en los dientes en crecimiento de los niños. Una vez que se han desarrollado los dientes, el flúor hace que el diente maduro sea más resistente a la caries y ayuda a repararlas antes de que el daño sea visible.
El flúor tópico se encuentra en las pastas dentales y colutorios que contienen flúor, se aplican directamente sobre los dientes y después son eliminados al aclarar la boca.

Riesgos y beneficios del uso de flúor.

Los expertos dentales creen que si bien el flúor  es perjudicial en circunstancias extremas, los beneficios en términos de odontología preventiva superan los posibles inconvenientes. En el extremo de los beneficios tenemos la prevención de la caries. En el otro, el de los riesgos, tenemos la fluorosis. 

¿Qué es la fluorosis?

La fluorosis dental consiste en la decoloración del esmalte dental con la aparición de unas manchas blancas o lineas marrones sobre las piezas dentales en desarrollo.

¿Son los niños más propensos a la fluorosis que los adultos?

Los niños son más vulnerables a la fluorosis dental porque sus dientes en desarrollo son más sensibles a los altos niveles de flúor.

¿Puede ser perjudicial el exceso de flúor en la infancia?

La Academia Europea de Odontología Pediátrica junto con la Sociedad Española de Odontopediatría recomienda  que el uso de flúor debe ser equilibrado entre la estimación del riesgo de caries y los posibles riesgos de los efectos tóxicos de los fluoruros. Cuando se administra correctamente no ha sido probado que tenga efectos secundarios negativos y ayuda en la prevención  y el control de la caries en los niños.

Diferentes formas de administración de flúor en la infancia.

Pastas dentales con flúor. ¿A partir de qué edad debe usarse pasta dental con flúor?
  • Utilizar siempre pastas dentales infantiles porque contienen menor cantidad de flúor. 
  • Es recomendable incorporar el uso de la pasta dentífrica en cuanto el niño sepa escupir, esto sucede a partir de los dos años aproximadamente.
  • Los padres deberían supervisar el proceso de cepillado dental, al menos hasta los siete años para evitar que el niño ingiera alguna cantidad de pasta dental.
  • Colocar la cantidad correcta sobre el cepillo. En niños menores de tres años esta cantidad será del tamaño de una lenteja aproximadamente, hasta los seis años del tamaño de un guisante y a partir de esta edad ya puede utilizar la pasta de los adultos y la cantidad de uno a dos centímetros sobre el cepillo.

¿Qué ocurre con los enjuagues dentales?  En el mercado existen una gran cantidad de enjuagues bucales específicos para niños que son soluciones diluidas de sales de flúor. En cualquier caso hay que recomendar:
  • Utilizar a partir de los seis años para asegurarse que el niño no ingiera el líquido.
  • Supervisar el procedimiento por parte de los padres o de un adulto responsable, evitando la ingestión.
  • El niño no debe comer ni beber ni aclararse la boca media hora después del enjuague para evitar ingerir restos del líquido.

Geles y barnices de uso profesional. Cuando tu hijo visita la Clínica Dental, el dentista puede aconsejar el tratamiento  mediante una cubeta de flúor y siempre tendrá especial cuidado en:
  • Usar cubetas y cánulas de aspiración durante el tratamiento.
  • Sentar erguido al niño para evitar que trague.
  • Aplicar el mínimo posible y solo sobre las superficies de riesgo.
  • Permitir al niño que tosa si fuera el caso.
  • Al terminar la sesión, limpiar los dientes con una gasa.

En conclusión, para una buena salud buco dental, el niño deberá cepillarse diariamente los dientes (sobre todo antes de acostarse), llevar una dieta sana y variada. Y  acudir a las revisiones periódicas del dentista, que es quien detectará las posibles anomalías y aconsejará sobre las medidas a aplicar.